Crónica.
Tras el Covid-19: Cómo cambiaremos el mundo
Seminario de reflexión y de acción.
La economía antes, durante y después de la Covid-19: algo más que una pandemia
Laura Manzano-Zambruno
Periodista
Civiencia, nacida en el seno de la Universidad de Sevilla y basada en el conocimiento, continúa con su propósito de reflexionar acerca de la situación que rodea a la pandemia de la Covid-19 desde distintas perspectivas. Tras el primer seminario enfocado a desglosar las implicaciones del desarrollo de la vacuna para la enfermedad y la esperanza en que ésta sea la solución definitiva, se anunció un segundo encuentro, esta vez centrado en debatir sobre cómo se encontraba la economía antes de la crisis sanitaria y cómo ha ido reaccionando con el paso del tiempo.
La tarde del jueves 9 de julio Vicente Manzano-Arrondo, profesor en la Universidad de Sevilla (US), inauguró la sesión en la que ejerció como moderador, que contó con la asistencia de más de cuarenta personas. Los ponentes invitados fueron Juan Torres López, catedrático de Economía en la US, y Manuel Delgado Cabeza, también catedrático de la misma universidad y disciplina, recientemente jubilado. Ambos comparten una visión semejante de la economía, que consideran que ha de servir al objetivo de paliar las desigualdades sociales y garantizar los derechos humanos, poniendo especial acento en la preservación del medioambiente.
Torres López comenzó su intervención asegurando que la Economía Mundial presentaba, ya antes de la Covid-19, fracturas estructurales cuyos efectos se anticipó que se harían visibles visibles en los meses siguientes, a lo que el catedrático dio en llamar “la crisis que viene”. No se puede considerar que la pandemia haya sido la causante de la crispación económica, sino que su llegada se ha producido en una “crisis latente” o “larvada”, en palabras del profesor. Esta crisis que definía Torres López no se refería a lo estrictamente económico, sino que la propagación global de la enfermedad también se había advertido en un contexto, además, con numerosos recortes sanitarios. El dibujo de la situación económica durante las medidas del confinamiento incluye una paralización de la actividad empresarial y una preocupación por parte de los gobiernos nacionales y los organismos internacionales por proteger la solvencia de este sector que ha llevado en algunos casos a recurrir a los bancos centrales con la correspondiente adquisición de una deuda pública. Aunque actualmente se hable de “nueva normalidad”, señalaba Juan Torres López que la economía no se ha restaurado.
Tras su exposición inicial, el profesor compartió una serie de pautas que hay que considerar a la hora de analizar la actual situación económica. En primer lugar, aconsejaba tener en cuenta la posibilidad de un rebrote, atendiendo al hecho de que la actividad económica no ha tenido tiempo para volver al estado anterior a la pandemia y que, indudablemente, ésta no puede regresar a ese punto de forma simultánea y homogénea, sino que variará en función de una amplia casuística. “Los mercados no puede resolverlo todo”, comentó Torres López, quien abogaba por un papel interventor del Estado que vele por la ciudadanía y una buena gestión de los recursos que garantice la atención a todos y todas. Al hecho innegable de la que la Covid-19 aterriza en plena crisis estructural de la economía, se le añade el obstáculo de que no se ha aprovechado la coyuntura para revisar y solventar los fallos que se han revelado. Dicho de otra forma, las contradicciones neoliberales han quedado en evidencia “pero volverán a sus fueros discursivos” porque no se han desmontado sus argumentos ni se han construido “consensos cívicos”.
El profesor Torres López concluyó su aportación afirmando que “el gran enemigo de la humanidad no es el virus (…), no se le puede hacer frente si estamos enfermos de otros males”, refiriéndose a la amenaza constante de colapso del modelo productivo, que se encuentra en continua degradación. “Ya no estamos en Estado de Alarma, pero deberíamos estar en Estado de Alerta” ante esta circunstancia, terminó aseverando.
El catedrático Manuel Delgado Cabeza empezó su intervención comentando que “el coronavirus ha adelantado algo que se estaba gestando”, al igual que comentaba el profesor Torres López. Su exposición partió de la base de que el sistema capitalista no está capacitado para resolver los problemas de las personas: “Ésta es una economía para sostener la acumulación de capital, no la vida”, sentenció Delgado Cabeza. Desde esa perspectiva se entiende, por ejemplo, que se esté subvencionando la industria del automóvil o reactivando el funcionamiento de las aerolíneas con dinero público, desatendiendo primeras necesidades de la ciudadanía. El profesor Delgado Cabeza argumentó que se está produciendo “un agotamiento de lo productivo como fuente de riqueza” y propuso como ejemplo de ello la ineficacia del crédito como solución a la insolvencia, basándose en las “expectativas de ganancias” que fomentan la especulación y el distanciamiento con respecto a las condiciones materiales reales. Matizó que los grandes patrimonios sólo poseen la posibilidad desmedida de apropiarse de la riqueza, no de producirla, de modo que ejecutan “un secuestro de la capacidad de decidir” de quienes conviven con ellos.
Lejos de caer en el pesimismo inmovilista, Delgado Cabeza optó por proponer una serie de medidas para la reconstrucción, arguyendo que “la técnica no va a resolver el problema (…). Esta transición tenemos que hacerla nosotros y nosotras, nadie va a venir a ayudarnos”. Contemplaba, así, tres medidas principales empezando por el establecimiento de unas condiciones para las empresas que se adhieran al rescate público y unas tasas futuras para las que finalmente sean rescatadas; el basamento sobre una economía de los cuidados, que ha evidenciado su tremenda importancia en el transcurso del confinamiento, y una visibilización de los sujetos que las practican, es decir, principalmente las mujeres; y la apuesta por las formas de trabajo cooperativas y autogestionadas que permitan liberarse de la carga del empleo asalariado, el patriarcado y la explotación sistemática de la naturaleza y los pueblos.
El turno de debate fue notoriamente activo. En esta ocasión se habilitó la opción de formular preguntas por el chat de Zoom y también en Facebook, ya que la sesión estaba siendo retransmitida por ambas plataformas. Las y los asistentes indagaron sobre cuestiones relativas a la idoneidad de un Green New Deal que podría estar velando la evidencia de las contradicciones del capitalismo; el problema de la deslocalización de la producción, que agudiza y podría seguir agudizando las desigualdades entre países pobres y ricos; la agencia y la voluntad de la ciudadanía para involucrarse en los procesos de cambio de modelo; y la finitud de los recursos naturales que afecta, como comúnmente se menciona, a las grandes corporaciones, pero también a iniciativas alternativas cuyo acceso no sólo se ve dificultado sino que además acarrea una serie de tensiones con el sector empresarial.
Los ponentes concluyeron la sesión afianzando la importancia de elaborar y reflexionar desde un pensamiento complejo que evite caer en análisis bipolares, y de tomar conciencia, por una parte, de que el capitalismo y sus categorías han sido construidos por las personas, es decir, no es un fenómeno natural y puede ser replanteado; y que el cambio de la realidad se crea conforme se vive: “No podemos esperar que un día sea el día después”, explicaba Juan Torres López, secundado por su compañero Manuel Delgado Cabeza con un “no tenemos que esperar a que el capitalismo desaparezca para hacer otra cosa”.